EL INSTITUTO ENCANTADO
Érase una vez en un pueblo llamado Coria del Río había un
instituto que estaba encantado.
Todo empezó un día en que Fran y Agustín, dos alumnos de la E.S.O, sacaron un libro de la
de la biblioteca y se lo llevaron a casa de Agustín. Era un libro de encantamientos
y decidieron aprenderse el último hechizo que consistía en dar vida a
personajes de los libros.
Los dos discutieron largo rato sobre un libro que elegirían
para aplicar el hechizo, hasta que, de repente, Agustín exclamó:
-Fran, a mí me regalaron un libro muy chulo en mi cumpleaños
trata de un pirata que encontraba un tesoro gracias a un perro que habla
con las personas...........¿no te
encantaría conocer a estos personajes
-¡¡Genial!!- le contestó Fran -¿Dónde lo tienes?
Tras un rato buscando por la habitación, Agustín se dio un
golpe en la cabeza y exclamó:
-¡Me lo dejé en mi pupitre! ¡Mañana lo cogeremos cuando
lleguemos a clase!
A la mañana siguiente cogieron el libro de la clase y lo
guardaron en la mochila y en el recreo leyeron el hechizo en voz alta:
- ¡Peterebú crisli hox!
El hechizo surtió efecto en el libro y los personajes
cobraron vida: un pirata con un parche en el ojo, un sombrero con una calavera,
una camisa blanca y un pantalón negro. A su lado, un perro color canela movía
la cola expresando alegría.
Cuando aparecieron, en el recreo que estaban, se armó un
revuelo impresionante: los alumnos y alumnas salieron huyendo aterrorizados y
un profesor de guardia avisó al director, que llamó a la policía. La policía no
se creyó la historia, así que no acudió al instituto.
El pirata y el perro
estaban tan asustados que el pirata sacó la espada para defenderse.
-
Tranquilo, señor pirata-le dijo Agustín con voz
firme- Usted estaba en este libro, nosotros hicimos un hechizo y usted apareció
aquí.
-
¿En qué siglo estamos?-preguntó el pirata.
-
Estamos en el siglo XXI- contestó Agustín.
Para probar que decía la verdad y tranquilizar al pirata le
mostró el libro: en las páginas donde habían estado los dos personajes
aparecían huecos en blanco. El pirata estaba desconcertado y el perro exclamó:
-
No puede ser verdad y ¿ahora que hacemos?
Los dos chicos no
salían de su asombro al ver por primera vez en su vida a un perro hablando en
lenguaje humano. Fran reaccionó:
-
Señor pirata, guarde usted su espada que
nosotros no somos sus enemigos. Pero creo que tenemos un problema.
A través de las ventanas, todo el instituto seguía con
interés todo lo que ocurría en el patio, los alumnos se daban codazos y
empujones para estar en la primera fila: nadie se atrevía a salir. Al fin el
director, desde la puerta, les gritó bien alto para que le oyeran:
-¡Venid uno de vosotros inmediatamente para darme una
explicación de esto!
Agustín que era el más decidido de los dos se acercó y le
contó como habían llegado a estar situación. Así que decidieron que lo mejor
era volver a leer el libro de encantamientos para ver si era posible revertir
el hechizo.
Fran que era el más listo, abrió el libro buscando el
hechizo y ¡oh que horror! la página había sido arrancada: de la página 25 había
pasado a la 28. Nervioso, Fran daba vueltas a su cabeza buscando una solución
y, de pronto, exclamó:
- ¡Ya lo tengo! digamos el
hechizo al revés. ¡Hox crisli peterebri!
Una nube morada sobrevoló sus cabezas, lanzó un rayo y
desaparecieron.
Al ver esto todos salieron al patio aliviados y se acercaron
a Fran y Agustín para preguntarles como habían hecho ese prodigio. El director
les llevó a su despacho y les echó una bronca descomunal.
A la salida iban comentando lo que había pasado y se enteró
todo el pueblo.
Desde entonces, se le llama el “instituto encantado”.
Autores:
Axcel Núñez y Christopher Jamardo(3ºC)
José Antonio Acal(2ºC)
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