Por: Virginia Collera05/11/2012
Según David Foster Wallace las matemáticas eran "un arte que, como todos los demás, dependía de inspiración, valentía, trabajo, etc." Alexander Nazaryan está de acuerdo con él y lamenta que los escritores tengan tanto miedo a todo lo numérico. El periodista reivindica en The New Yorker
el valor literario de las matemáticas y argumenta que éstas pueden ser
muy útiles para todos aquellos que quieran escribir una buena novela...
En Rusia las matemáticas aseguran que las mujeres empiezan a dominar la
escena literaria y en el Reino Unido pronostican el fin de la era Cincuenta sombras: ha llegado la hora de Reflection in you de Sylvia Day.
Las matemáticas son un territorio extraño para los escritores. "Pero los pocos que se atrevieron con las matemáticas avanzadas -Lewis Carroll, Thomas Pynchon, David Foster Wallace- demuestran una mayor inventiva a la hora de construir frases e historias", escribe Alexander Nazaryan en The New Yorker. Para él, la escritura de Ernest Hemingway es "algebraica por su precisión", y la de Foster Wallace
se asemeja al cálculo cuántico, "una disciplina que pone a prueba la
imaginación al pedirnos que conceptualicemos cosas que no podemos ver".
Nazaryan no quiere decir que los escritores sean menos valientes que el resto de los mortales: el temor matemático está más que extendido.
"La mayor parte de la gente tiene tanto miedo a las matemáticas que no
tiene reparos en exagerar su propia estupidez", escribió el matemático G. H. Hardy en los años cuarenta en el ensayo A Mathematician’s Apology
(literalmente, la disculpa de un matemático). Pero, según Nazaryan, es
una lástima que los escritores de ficción no mejoren sus conocimientos
matemáticos "porque la precisión matemática y la imaginación pueden ser
un bálsamo para una literatura que lucha por escapar de la vaguedad".
(vía The New Yorker)
No hay comentarios:
Publicar un comentario